jueves, 20 de mayo de 2010

El cura y la monja

Cierta vez, un cura y una monja regresaban de una aldea hacia el convento.

Al caer la noche, vieron una cabaña en medio del camino y decidieron entrar para pernoctar y proseguir el viaje al siguiente día.Al entrar a la cabaña, vieron que había una cama, apenas de pareja, y varias mantas en un armario.

El padre y la monja entraron y después de algunos segundos de silencio, el padre dice:

- Hermana, usted puede dormir en la cama y yo duermo en el suelo.

Y así hicieron. Mientras tanto, en medio de la noche la hermana despertó al padre:

- Padre... ¿Está despierto?

El padre medio dormido:

- Sí, sí.... Ahhhh, hermana, diga ¿qué quiere?
- Es que... tengo frío. ¿Puede traerme una manta?
- Sí hermana, como no.

El padre se levantó, fue a buscar una manta al armario y tapó con ella a la hermana con mucha ternura.

Una hora después, la hermana despierta al padre nuevamente:

- Padre... ¿Todavía está despierto?
- ¿Qué pasa hermana? ¿Qué le sucede ahora?
- Es que aún tengo frío. Puede darme otra manta?
- Claro que sí hermana.

Una vez más el padre se levantó lleno de amor y buena voluntad para atender el pedido de la hermana.

Otra hora pasó, y una vez más, la hermana llamó al padre:

- Padre... ¿Sigue despierto?
- Sí hermana.... ¿Qué necesita ahora?
- Es que no puedo dormir. Sigo con mucho frío!!!!

Finalmente, entendiendo las intenciones de la hermana, el cura le dice:

- Hermana, estamos aquí los dos solos, ¿cierto?
- Cierto, contesta la monjita.
- Lo que ocurre aquí, y lo que deba de ocurrir, sólo nosotros dos lo sabremos y nadie mas, ¿cierto?
- Cierto.
- Entonces le hago una sugerencia... ¿Qué tal si fingimos ser marido y mujer...?

La hermana entonces se llenó de alegría y exclamó:

- ¡¡¡¡SÍ, sí!!!!, ¡¡¡¡Eso, eso!!!!

En ese momento el cura cambia el tono de su voz y le grita:

- ¡¡ENTONCES, DEJA DE JODER DE UNA PUTA VEZ Y TE LEVANTAS TÚ A BUSCAR LA MANTA DE LOS COJONES!!

Nota:  SI PENSASTE QUE ESTA HISTORIA IBA A TENER UN FINAL ERÓTICO-SEXUAL...

¡¡REZA CIEN AVEMARÍAS Y DOSCIENTOS PADRENUESTROS POR TUS MALOS PENSAMIENTOS!!...

Entrada enviada por Gerardo, muchas gracias.

miércoles, 19 de mayo de 2010

En el hospital

En el Hospital, se acerca un médico a un grupo en la sala de espera, y
les dice:
- ¿Familiades de Don Damón Cadetedo?
- Sí, somos nosotros.
- Miden, ciento comunicadles que Don Damón ha muedto.
- ¡No me joda!
- Vamo a vé... No ce enteda. Ni mejoda, ni va a mejodá.

¡¡¡ Etá muedto...!!!

El abogado (De las mil y una noches)

Amit era un alto funcionario de la corte del Rey Akbar.

Hacía mucho tiempo estaba obsesionado con el deseo incontrolable de chupar los voluptuosos senos de la reina hasta hartarse.

Por supuesto, nunca había podido hacerlo.

Un día reveló su deseo a Birbal, principal consejero y Abogado de la Corona, y le pidió que hiciese algo para ayudarlo.

Birbal, después de mucho pensar, aceptó ayudarlo, con la condición de que Amit le pagara mil monedas de oro.

Amit aceptó el acuerdo.

Al día siguiente Birbal preparó un líquido que causaba picazón y lo derramó en el sostén de la reina mientras ésta tomaba un baño. 

Pronto el escozor comenzó y fue aumentando en intensidad, dejando al rey preocupado y a la reina muy molesta.

Se hicieron  consultas a los médicos, y ante la falta de respuesta de éstos, Birbal dijo que a su entender sólo una saliva especial, aplicada por cuatro horas, curaría el mal. 

Birbal también dijo que esa saliva tan especial podría ser encontrada en la boca de Amit.

El Rey Akbar se puso muy feliz y llamó a Amit, quien durante las cuatro horas siguientes se cansó de chupar a voluntad los suculentos y deliciosos pezones de la reina.

Lamió, mordió, apretó y acarició, en fin, hizo todo lo que siempre había deseado.

Con su deseo ya plenamente realizado y su libido satisfecha, Amit se negó a pagarle a Birbal lo que habían convenido; además se burló de él y se le rió en la cara.

Sabía que, naturalmente, Birbal nunca podría contar el hecho al rey.

Pero Amit había subestimado al Abogado de la Corona, hombre de muchos recursos como todos los de su profesión.

Al día siguiente Birbal colocó el mismo líquido en los calzoncillos del rey.

Moraleja: NUNCA DEJES DE PAGARLE A TU ABOGADO

La huelga General

image